¿Quién puede hoy privarse de un celular? Apuesto que el iPad es el primer exponente de una nueva necesidad que tendremos cuando se imponga el internet móvil.
En dos semanas Steve Schaffran traerá un par de iPads a la Facultad para que lo analicemos con profesionales y alumnos. Traerá también lo que se habla de este fenómeno en los medios.
Como sabemos que la gran barrera para el aprovechamiento de las oportunidades de los nuevos espacios digitales son muchos de los mejores profesionales de los medios, quienes no tienen claro la conveniencia de apostar por estos nuevos espacios, es clave promover estas conversaciones.
En un post anterior sobre el tema ví como la mayor parte de la gente no entiende el espacio que se abre, no ven claro las posibilidades del cambio de paradigma: por ejemplo, de cómo los contenidos audiovisuales pasarán tener un papel clave incluso en los futuros “medios escritos”. Esta mañana el blog español Periodistas 21 analiza muy bien la idea del iPad como el futuro kiosco. Por otra parte Jeff Jarvis tiene bien ordenadas las críticas del mundo que discrepa del enfoque Apple/Murdoch en favor de volver a cobrar por los contenidos, aquí hay un buen link.
Aprovecho de ponerles una entrevista que dí en el canal 24horas de TVN.
Abajo viene una columna que escribí al respecto para la sección Tendencias del diario La Tercera. Sobre la misma Cristóbal Edwards trató de hacer su aporte en el blog del diario pero no funcionó asi que lo pongo aquí, bien destacado: “Todos los nuevos productos traen beneficios, promesas y problemas. A medida que su uso se masifica y evoluciona, se buscan soluciones para los problemas. Creo que es mejor conocer bien el iPad antes de criticarlo.
“No hay razón para que alguien quiera un computador en su casa”, dijo Ken Olson, presidente y fundador de Digital Equipment Corp. en 1977. Claramente se equivocó y seguramente lamentó lo que dijo.”
Entrevista en este link o aquí mismo:
Columna:
Todos usaremos un iPad
¿Quién puede hoy privarse de un celular? Apuesto que el iPad es el primer exponente de una nueva necesidad que tendremos cuando se imponga el internet móvil.
De ser un producto “de moda” de una empresa que lleva años haciendo el marketing más eficiente del mundo, se convertirá en un block de apuntes digital.
La idea de las tabletas siempre ha sido entendida como el futuro. Trabajar con lo digital con nuestras manos, poder moverlo sin la ayuda del ratón, es lógico: el proyecto Natal de Microsoft es el futuro para los juegos, su Surface terminará siendo el computador de escritorio.
El fracaso de lo que hasta ahora ha llegado al mercado con la forma de la tableta se explicaba en la complejidad del sistema operativo. Gates quería que todo tuviera un PC, los refrigeradores, los microondas… la lógica era digitalizar y comunicar los electrodomésticos. El problema es que lo hecho al respecto chocaba con la barrera de la complejidad de lo digital. ¿Quién puede esperar la demora en que se encienda un PC para hacer funcionar un electrodoméstico?
Apple entendió la importancia de la simpleza. Se dio cuenta que el Iphone sería un teléfono inteligente más universal si se olvidaba del sistema Mac y desarrollaba algo ad hoc. Es lo que hizo en otro momento la gente de la Palm con las PDA.
El iPad se impondrá por lo que ya presenta en su versión uno. Parafraseo a David Pogue del New York Times cuando dice que la velocidad que tiene el procesador del iPad, la capacidad de bajo consumo de energía incluso viendo películas, el brillo y la sensibilidad de su pantalla touchscreen, han permitido que los analistas que saben de gadgets, no los expertos en computación, estén de acuerdo que lo que tenemos al frente es una nueva categoría para el consumo de medios y la participación en los espacios sociales, iPad no solo es mejor que un PC, es mejor incluso que un Mac.
Los críticos ironizan que es sólo un Ipod Touch grande Y lo hacen cuando el tamaño es especialmente importante para un espacio prioritariamente hecho para estas actividades como la comunicación no telefónica (hoy completamente dominante) y el consumo de contenidos.
Seguramente no sería tan optimista sin conocer el éxito de iTunes para conseguir ventas millonarias en el mundo de la música digital por las que nadie creía necesario pagar. Tampoco lo estaría si no hubiera experimentado intensivamente con los Reader de Sony la comodidad de leer libros en las pantallas digitales. La experiencia de la tinta digital permitió que finalmente lo digital supiera entregar una experiencia análoga a la del papel. El iPad extenderá aquello a las imágenes en movimiento y los videos que la tinta electrónica no podía incorporar.
Las mejores críticas al iPad se limitan a mostrar por qué no reemplazará al PC. Más allá de que Apple toma muchas decisiones por conveniencia de sus modelos de negocio, también la experiencia nos muestra que en sus siguientes versiones incorporará mejoras “clamadas” por la inteligencia colectiva que el secretismo de su exitosa estrategia de marketing le ha impedido aprovechar.
Otros críticos también aciertan cuando aseguran que el nuevo aparato no salvará el modelo de negocio de los medios masivos. Al mal periodismo no lo salva nadie. Incluso creo que estos nuevos soportes tensionarán más a las redacciones anticuadas y les subirán el listón de las exigencias.
El iPad es parte de los espacios donde los medios deberán intentar cobrar por contenidos digitales. Los medios que apuesten por mantener redacciones importantes terminarán cobrando a un porcentaje de sus lectores ya sea con estrategias del tipo Freemium (WSJ, The Guardian) o Metered (NYT, FT). Parte de esos cobros pasarán por el tipo de noticias o el tipo de navegación que se realice en el mundo HTML tradicional, otra parte relevante se realizará en el consumo en los aparatos móviles como ya sucede en el Kindle y que será mucho más relevante con la masificación de los aparatos móviles como el iPad.
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