A medida que los dispositivos móviles inteligentes se van popularizando, las aplicaciones para estos teléfonos y tabletas van cobrando fuerza. Algunas empresas de servicios han aprovechado muy bien este medio desarrollando apps que mejoran la relación de sus usuarios con la marca. Otras, lo han hecho tan mal que consiguen el efecto contrario.
Las aplicaciones móviles deben servir para ahorrar tiempo o bien, para perderlo. Pensemos en una aplicación para una aerolínea, normalmente tenemos poco tiempo para documentar si ésta facilita el proceso se agradece, una vez documentados hay un período en el que generalmente no hay nada qué hacer. Si esta aplicación cuenta con algún juego o una pequeña guía de la ciudad que se visitará, el usuario seguirá relacionándose positivamente con la marca y es probable que recomiende a otras personas que la descarguen.
Se debe ser muy cauteloso con la programación y la interacción con los sistemas fuera de la aplicación. Regresando al ejemplo de la aerolínea, si al hacer el check in desde el teléfono se tienen problemas debido a un error entre la comunicación del dispositivo y los sistemas, el viajero confiado llega con el tiempo justo y pierde su vuelo, la marca no sólo perderá un usuario de la aplicación, posiblemente perderá un cliente.
Como en todo, para hacer marketing móvil hay que evaluar si es una estrategia funcional y estar seguros de poder hacerlo bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario