miércoles, 24 de agosto de 2011

La Generación G(enerosity)

Por José Manuel Borbolla


Nací y crecí en una ciudad donde hacer caridad era una prioridad debido al alto catolicismo en el que fuimos educados. Parecía una cualidad reservada para todos aquellos buenos de corazón o de los que no tenían nada que hacer. Cuando comencé como publirrelacionista empecé a escuchar un término, aún no estandarizado por completo que resonaba poniéndose de moda por todos lados: responsabilidad social. Ahora, el tener una conciencia con la comunidad no es un privilegio de pocos, si no una obligación de todos.

Por la poca información académica y política, no existían áreas dentro de una organización que acogieran dicho concepto, por lo que en su gran mayoría, los departamentos de comunicación adoptaron el compromiso. ¡Bien hecho! ¿Por qué? Porque la responsabilidad social no es más que aquella percepción mental que el público hace sobre la organización, o sea, su reputación, cuya tarea de custodia en toda empresa es del PR.

En el 2011, la Generación G (de Generosity) crece más que nunca, y en este último semestre del año, de manera exponencial. Las marcas, empresas e individuos se topan con la responsabilidad, léase obligación, social de dar, donar, cuidar y simpatizar. El estilo de vida de vender, tomar y quitar ha muerto, y este deceso es global. El fin del mundo, entiéndase cambio de conciencia, que los Mayas predecían en el 2012, está más vivo que nunca a través de un profundo cambio cultural donde el consumidor exige que las empresas equilibren sus intereses sociales con los intereses del negocio.

Por otro lado, países emergentes como Brasil, China, India y México tienen una fuerte tendencia a consumir bienes que apoyen buenas causas siendo las preferidas aquellas que donan parte de sus ganancias. Esto da por resultado que para los próximos años, o con lo rápido que ahora avanzan las cosas, en los próximos meses, cualquier marca sienta la obligación de sumarse a esta ola de generosidad con el fin de ser empático con la Generación G y no perder participación en el mercado. Muy pegado a ello, viene llegando una corriente de transparencia donde no sólo nos importará el dar, sino confirmar que se dé, orillando a que las organizaciones no tengan nada que ocultar.

Un gran número de organizaciones gubernamentales y privadas, con crisis o sin crisis, son más conscientes de los consumidores conscientes, que ya no sólo demandan productos amigables con el ambiente, por dar un ejemplo, sino productos que además sean superiores en funcionalidad, diseño y ahorro. Esto evolucionó el concepto de Eco-Friendly a Eco-Superior. Donde sí era muy bonito que los productos fueran amigables con el medio ambiente, pero por sus altos costos, encaminaban al interesado a una encrucijada donde el ser consciente no iba alineado con los bolsillos, es por ello que las exigencias de alguien que pagaba más por algo, no podían verse limitadas sólo a ser “amigable” sino al ser superior en todas sus facetas.

Todo este cambio de mentalidad está llevando a evolucionar la manera de pensar de las empresas y cómo quieren ser percibidas, que al final se convierte en lealtad de marca y por lo tanto, en ventas. Efectivamente para todos es lindos sentirnos aquellos buenos católicos que nos inculcaron ser de niños, pero no olvidemos que más allá de todos ese romanticismo, la finalidad de todo es generar riquesa. El negocio es negocio y siempre lo será, por lo que se desarrollará según las exigencias de un consumidor cada vez más informado y, esperemos que profunda y no superficialmente, más consciente.

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