En
México, todos los 10 de mayo los restaurantes se abarrotan, las tiendas de ropa
y accesorios para mujer gozan de excelentes ventas, y las florerías tienen
trabajo para el que no se dan abasto. El famoso día de la madre, año con año, deja una derrama
económica de alrededor de mil millones de pesos tan solo en la Ciudad de
México. Pero no fue siempre así. Esta invención estadounidense nació con una
muy diferente premisa y con una noble y sentimental causa.
Si
bien los griegos celebraban a la madre de sus tres dioses principales, el
concepto actual se remonta a finales del siglo XIX. Julia Ward Howe, la primera
mujer en entrar a la Academia Americana de Artes y Letras e importante
activista social, decidió organizar en Boston un congreso de madres para la
paz. Para esta ocasión escribió la “Proclamación del Día de las Madres”, en
donde se cernía el “Día de las Madres para la Paz”. La época histórica no podía
ser más perfecta: la Guerra Civil Norteamericana estaba recién terminada y la
Guerra Franco-Prusiana empezaba.
Los
esfuerzos de Howe no dieron frutos durante su vida. A su muerte, sin embargo, algo
había cambiado. Anna Jarvis, una acaudalada mujer del este de EEUU, decidió, en
1907, empezar una campaña para honrar a su recién difunta madre, quien había
sido la fundadora de los “Talleres de Día de las Madres” encargados de mejorar
las condiciones sanitarias de los más necesitados. Fue así como emprendió una campaña
nacional que logró encumbrar al “Segundo domingo de mayo” como el “Día de la
Madre” en 1914, siendo el presidente Woodrow Wilson el encargado de esta
proclama.
La
historia le jugaría chueco a la Sra. Jarvis – que además nunca fue madre-,
quien, viendo que para 1920 las tarjetas, los regalos y las flores (sobre todo
los claveles blancos, flor que representa la maternidad) ya eran más
importantes que lo que ella tenía en mente: celebrar a la mujer “que más ha
hecho por ti en la vida”, en sus palabras. Fue tal su entrega a esta fecha, que
gastó toda su fortuna en intentar cambiar la percepción que se había esparcido
por todo el país. Dos mujeres con muy diferentes ideas en mente fueron las que
iniciaron esta celebración, misma que, aunque se ha trasladado también al
mercado, no deja de ser cada año motivo de alegría para millones de madres
alrededor del globo.
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