lunes, 19 de agosto de 2013

De lengua…


Hay un dicho famoso mexicano que recita “de lengua me como un taco”. Su sencillez y connotación de la conexión entre lo que se dice y se hace son verdades arquetípicas que aplican a cualquier nacionalidad y, por ende, cualquier actividad humana. En las estrategias de relaciones públicas, por ejemplo, esta verdad puede tomar connotaciones singulares que pueden hacer valer o, simplemente, anular nuestro plan. 

Hace poco tratamos en este blog el caso de éxito en relaciones públicas de la familia real. En él se afirmaba algo que debe de ser cierto para toda estrategia: la base de cualquier programa de comunicación debe de estar cimentado en una realidad que pueda ser visible y comprobable, de lo contrario, la base de todo lo que se haga será una falsedad o un mal intento por revertir o encubrir una realidad, lo que la volverá en su final contraproducente.


La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es lo primero que se debe de buscar de entre las necesidades del cliente. Si este carece de un discurso que vaya con su realidad y apegado a su entorno, lo único que se logrará es crear una cortina de humo delgada que, al menor intento, desvelará todo lo que intentamos esconder con la estrategia de comunicación. Es allí donde el publirrelacionista, en su importante papel de consultor, deberá de poner el esquema de trabajo idóneo y hacer notar los puntos a cambiar antes de llevar a cabo las tácticas programadas. 

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