Los lanzamientos son una de las tareas más complicadas en la materia de relaciones públicas, pero hay un trabajo aún más complicado dentro de este ramo que muy pocos saben (o se atreven a) hacer: los relanzamientos. Volver a poner en el mapa a una marca olvidada, que ha pasado por una crisis tremenda o simplemente que ha cambiado de dueño pero ya tiene una fama establecida (buena o mala), y hacerlo todo esto bajo una nueva ý fresca óptica, es de las cosas más complejas que existen.
El secreto no está tanto en
conocer al nuevo cliente, sino en saber a qué mercado va. Un tanto opuesto a lo
que siempre hemos planteado como primer paso (conocer las necesidades del
cliente), ahora también se debe de identificar como primera prioridad conocer
las necesidades del mercado del cliente y su entorno actual. Un exitoso
análisis de ambos será el cimiento de una buena estrategia de relaciones
públicas.
Ejemplos existen muchos, como la
famosa cadena de pollo frito en los EEUU que cambió su nombre, el escándalo de
la pizzería de Michigan con más sucursales en el mundo y su video en YouTube, entre
otros; de cómo una buena estrategia de relaciones públicas mezclada con cambios
operativos sencillos y publicidad bien dirigida puede lograr relanzar una marca
a pesar de todo. Aprender de ellos y del entorno actual serán las claves de
éxito para lograr que nuestras tácticas funcionen.
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