Fue un genio físico-matemático el
que una vez dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento. Este
científico fue el mismo que ganó el Nobel por el efecto fotoeléctrico, y el que
desarrolló la tan famosa teoría de la relatividad: el aclamado
germano-americano Albert Einstein. En una de sus más notables entrevistas, él
narraba como fue la imaginación la que le permitió llegar a los resultados que
obtuvo en sus investigaciones sobre física, una de las ciencias duras por
excelencia.
La anterior reflexión conlleva a
pensar en la necesidad que existe de mantener vivo el espíritu creativo en
cualquier campo en el que se desarrolle un profesional. Muchas veces la
costumbre, la rutina, así como los paradigmas, impiden dar cabida a
pensamientos out of the box, mismos
que pueden llevar a nuevas estrategias que no solo satisfagan al cliente, sino
que además le den un valor agregado al trabajo que se realiza.
En las relaciones públicas, por
ejemplo, sucede que se dejan de generar historias que puedan atraer a
diferentes publicaciones para emitir una nota sobre la marca o producto que se
representa. Esta “creación de narrativas” es parte del proceso creativo que
muchas veces se deja en el olvido por la actividad constante, la presión y la
cuota mensual. Es por eso que en las estrategias de RRPP, como en cualquier
otra tarea que se desempeñe, la imaginación tiene que ser parte fundamental de
su desarrollo y ejecución. Einstein, gracias a su capacidad de explorar otros
horizontes, fue capaz de darle un valor agregado no solo a su cliente –las
universidades para las que laboraba o hasta el mismo gobierno de EEUU- sino a
su carrera: una decena de premios, entre ellos el Nobel.
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