Todos los colegas
publirrelacionistas no nos dejarán mentir: realizar un boletín de prensa es una
de las cosas más complicadas que existen en esta profesión. Muchas veces la
creatividad, la destreza con las palabras, la capacidad narrativa y buenos
argumentos no resultan suficientes para poder lograr lo que el cliente nos pide
o espera. Al redactar uno de estos textos a veces hace falta pericia y
paciencia más que una pluma maestra y el mejor bagaje literario.
La facilidad con la que un
boletín de prensa empieza a sonar a artículo, crónica o a salirse del estilo
propio de su género es impresionante. Es por eso que se debe de tener cuidado
para no crear un híbrido ilegible que no sea claro y nada más quite el tiempo
al lector, al cliente y a nuestro equipo. Otro factor que requiere de nuestra
atención es la de conducir nuestro escrito con un hilo narrativo claro y fácil
de seguir, en donde las ideas –aunque a veces disten mucho unas de las otras-
se entretejan y sean comprensibles e identificables.
El último punto que muchas veces
se pasa por alto es el de dejar reposar nuestro texto. Cuando se escriben
muchos boletines a la semana, la premura nos obliga a realizarlos uno tras otro
sin oportunidad de verificarlos. La repetición de palabras, oraciones
inconcretas o sin terminar, párrafos disformes, entre otros errores, pueden ser
evitados dándole tiempo a nuestra creación y releyéndola. En conclusión, un
boletín de prensa no es sencillo y requiere de horas de trabajo, porque en tan
solo minutos se puede ver reflejado el profesionalismo – o carencia del mismo-
de nuestro trabajo.
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