Existen varias habilidades que se van adquiriendo conforme se desarrollan los profesionales en relaciones públicas. Sin embargo, las virtudes inherentes de un PR también cuentan para su óptimo desarrollo. Aquí 5 que consideramos vitales:
1. Disciplina: un PR no puede ser indisciplinado. Cada estrategia, cita u organización necesita de un cuidado específico y el seguimiento del trazo marcado. No estar consciente de cada paso que se toma puede llevar la relación con el cliente a un lugar equívoco.
2. Creatividad: cuando un publirrelacionista llega a una junta semanal sin nada que aportar, se convierte en un simple auxilio y no en un ejecutivo que puede maniobrar alrededor de la misma pensando siempre más allá y añadiéndole valor.
3. Empatía: si bien se puede trabajar en esta virtud, la capacidad de trabajar con gente de diversas culturas y con costumbres diferentes es algo que tiene mucho que ver con el desarrollo pre-laboral.
4. Presencia: este rubro no se refiere a la apariencia física, sino a la capacidad de un PR de poderse plantar donde lo lleven sus menesteres y poder captar la atención de su interlocutor de ser necesario. Lo anterior siempre sin olvidar que la estrella es y será siempre el cliente.
5. Facilidad de Palabra: y no sólo en español, también en inglés. El segundo idioma es básico para prácticamente cualquier labor en esta época, pero el buen uso del castellano (hablado y escrito) es un must para cualquiera que se quiera dedicar a esta actividad.
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