El arte del monitoreo es como el
trabajo del artesano: extenuante, laborioso pero, si bien hecho, muy
retribuyente. Esta última cualidad, sobre todo, si se hizo bien el trabajo de
relaciones públicas y por ende se llegó
a la meta. Sin embargo, requiere de un ojo cauteloso y una mente acuciosa
dedicada a explorar los recovecos más intrincados de (todos) los medios.
El trabajo consiste en encontrar
todas las notas que se han hecho y publicado o emitido sobre el cliente o el
trabajo realizado para el mismo. Puede leerse sencillo, mas es una ardua labor.
La aparición y desaparición tan frecuente de medios, la diversificación de los
mismos, el boom de los blogs, el
seguimiento en el río interminable de las redes sociales, el tiempo al aire de
la radio y la televisión, el caudal de información del internet… En fin, hay
mucho en dónde buscar. Tanto, que existen empresas dedicadas exclusivamente a
este trabajo.
Buscar y rebuscar, sin embargo,
no sirve de nada si el trabajo realizado no fue satisfactorio. Desde la
convocatoria de medios hasta la realización misma de lo comisionado o acordado
por o con el cliente, cada parte de la labor se puede ver reflejada en el
monitoreo. Así que ni el mejor monitoreo puede salvar una pobre labor de RRPP,
pero puede compensar sobremanera la de buena calidad.
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