El
cierre es, tal vez, el paso más dejado a la deriva en cualquier proyecto.
Es importante recordar, como decía Shakespeare, que “all’s well that ends
well ”; y es por
eso que al final no importa los problemas que durante el desarrollo de la
estrategia hayan existido, el resultado es el que dirá si todo lo hecho valió
la pena y si fue o no un trabajo de calidad. La atención a este último punto
será la que deje un buen sabor de boca, o uno un tanto displicente a nuestro
cliente.
Lo
primero que hay que tener en mente es la correcta, a tiempo y formal entrega de resultados,
la cual debe de ser clara y explicativa, mas nunca tediosa ni difícil de
entender. Al mismo tiempo de la elaboración de esta, se deben de realizar
los pertinentes agradecimientos a cada una de las partes que se vieron
involucradas (verbigracia: proveedores, invitados, proveedores, clientes..), de
preferencia por escrito y personalizados.
Es
hasta el umbral último cuando llega la hora de la crítica y la autocrítica. Una
junta de evaluación con el cliente (o, en su defecto, un formato que haga las
veces de esta) es necesaria. Conocer su punto de vista es muy importante y será
el momento culmen de toda la labor realizada. La autoevaluación, por otro lado,
será el momento en donde los responsables e involucrados por parte de la
agencia expongan el por qué de cada situación, siempre pensando en la mejora
constante y el crecimiento. Es así como se llega al final de una estrategia en
RRPP, un largo camino en el que cada paso cuenta pero que, si realizado con
pasión y atención, puede ser una de las labores más remuneradoras del mercado
laboral.
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