La labor de conocer a una marca, aunque suene
sencilla, puede resultar lo más complicado e importante cuando se crea una
estrategia de RRPP. El tiempo dedicado a investigarla y conocer cada una de sus
aristas será vital para decidir el camino a tomar. Y no sólo al cliente o a la
marca para quien se piensa trabajar, sino a la industria a la que pertenece,
así como al entorno y los tiempos en los que se piensa realizar.
Una postura receptiva a los cambios y que acepte
todas las diversas peticiones posibles, en otras palabras, una mente abierta,
es necesaria para poder labrar la estrategia. Además, no se ama lo que no se conoce, por lo que es necesario conocer a una
marca para poder amarla y así hablar apasionadamente de ella y, por ende, que
esa pasión se transmita al público y permita a los participantes del diseño de
estrategia “ponerse la camiseta” del cliente. A lo anterior hay que añadir que
una de las cualidades básicas de cualquier profesional de las RRPP es la
empatía, la cual permite ponerse en los zapatos del otro para saber cómo le
gustaría recibir la información y qué de ésta le es realmente de interés. No se
puede ser empático sin conocimiento ni sensibilidad.
Al
final, la suma del conocimiento del cliente y
de la industria y el entorno a los que pertenece, la mente abierta de
los participantes, la sensibilidad colectiva a los cambios y la actitud
empática del equipo, lograrán que la estrategia sea satisfactoria y esté
fundamentada en una realidad factible y medible. Sentadas estas bases, y
habiendo logrado una clara comprensión de las necesidades del cliente, se puede
proceder al segundo paso, la segunda “c”: la creación y planificación de la
estrategia, de la cual escribiremos el próximo lunes.
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