Una vez creada y delimitada la
estrategia, y habiendo trazado el plan de la misma, toca poner "manos a la
obra". Lo primero que habrá que hacer es identificar los pasos y las
actividades a seguir, dándoles la prioridad necesaria a cada una de estas. Con
esto es importante repartir responsabilidades e identificar claramente a cada
persona que estará involucrada en el desarrollo de la misma. Lo anterior es
importante, pues así será claro quién rendirá cuentas y a quién se
responsabilizará de tal o cual situación.
Dentro de la implementación de la
estrategia, los tiempos deben de ser siempre claros. El procrastinar no solo
afectará al resultado, también la relación con el cliente. Establecidas las
fechas, la forma en la que se deberá de entregar el informe de logros o los
logros mismos tiene que quedar definida. Todos los puntos anteriores, sin embargo,
servirán de poco si en cada paso que se dé dentro del cumplimiento no se tiene
a un equipo que se anticipe a los requerimientos del cliente. Esto quiere decir
que cada avance deberá de superar las expectativas de quien nos contrató,
pensando siempre un paso adelante y previendo cualquier necesidad postrera. La
atención al detalle, por otro lado, logrará que la estrategia se vea redondeada
y alcance un cariz exitoso y más que satisfactorio. En
resumen, se debe de dar un valor agregado al cliente.
Al final de toda estrategia se debe
de tener un proceso de seguimiento que certifique la labor realizada con una
especie de "garantía". Es importante labrar con nuestro cliente (ya sea fijo o por proyecto) un
lazo de confianza, y el follow up es la
mejor forma para lograrlo. Para finalizar viene el que debe de ser el último paso de TODA
estrategia de RRPP: el monitoreo. Como se escribió antes en este blog, un buen trabajo
siempre dará un monitoreo satisfactorio. Sin embargo, el que busca no siempre
encuentra. Problemas en el monitoreo pueden reflejar fallas en el diseño de la
estrategia o en la estrategia misma, es más, hasta desconocimiento de las
necesidades (primera “c”). De allí que estos dos pasos sean de tal relevancia.
El siguiente lunes toca la última "c", ya el último paso de esta odisea: cierre y análisis.
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